En una temporada tan comprimida como la actual, donde los clubes no han podido tener apenas descanso (especialmente Sevilla y Bayern München), el conjunto nervionense ha sabido superar (casi) todos los baches que se ha ido encontrando. Tras un mes de octubre nefasto en LaLiga, en el que llegó a estar 16º clasificado; a día 30 de diciembre de 2020, encontramos un Sevilla en 4ª posición y con una satisfacción de ver cómo se compite ante cualquiera rival dando el máximo nivel.
Las victorias conseguidas estas últimas semanas, dan tiempo al técnico de Asteasu para buscar una solución a los dilemas de un equipo que, hasta cuando juega mal, gana, demostrando que tiene poso de ‘equipo grande’.
La incertidumbre aparece cuando nombras: “Rakitic“, el cual demuestra pundonor para el sacrificio en defensa, pero que se encuentra siempre perdido con el balón en los pies, sin saber qué hacer ante la presión rival; haciendo recordar al aficionado sevillista cada partido más, la figura de aquel que nunca volverá, el que se fue la temporada pasada, el ’10’ argentino del Sevilla.
Falta de velocidad y fluidez
Los problemas, seguramente vienen desde el centro del campo, donde se sigue anclado en un 1-4-3-3, esperando a que Ivan Rakitic se erija como sustituto de Éver Banega. La titularidad indiscutible del croata sigue siendo deficiente ya que, sigue falto de ‘chispa’ para superar líneas desde la base de la jugada. Aunque tampoco está para la mediapunta, en la cual destacaba por su agilidad para buscarse sus propios espacios y que sirvió para fichar por el Barcelona y triunfar en Sevilla en su primera etapa.
Los rivales estudian la forma de jugar del club hispalense y saben que el Sevilla sufre, aún más, cuando tiene que sacar la sacar la pelota jugada frente a dos delanteros en vez de a uno. Los encuentros frente a Villarreal, Eibar, Valladolid y Celta son buena muestra de ello, ya que éstos equipos consiguieron instalarse en área contraria, dejando a los de Lopetegui sin respuesta; asumiendo el rol de mantenerse en campo propio, intentando robar y salir rápido al contraataque.
La posible solución
Ya existe un punto de partida para solucionar esa falta de naturalidad en el centro del campo. En Francia, el Sevilla venció al Stade Rennais por 1-3. Se cambió el sistema pasando a un 1-4-2-3-1, con Fernando y Joan Jordán como doble pivote. El exjugador del Eibar es más incisivo en sus pases, siendo capaz de enlazar con ese teórico mediapunta (Óliver Torres u Óscar Rodríguez), los cuales deben acelerar la jugada, moviéndose entre líneas y conectando con los extremos. Colocar a los mediocentros en diferentes alturas –como también se vió en los primeros 30 minutos contra el Valladolid-, obligándolos a verticalizar en el pase, pudiendo ir en favor del juego del Sevilla y no siendo como único motivo de peligro los pasillos exteriores.