Jules Koundé tiene todas las nociones defensivas en su cabeza. Listo, muy listo, como pocos en el fútbol, ya que a pesar de no ser el más alto, gana casi todos los duelos aéreos por anticipación. Ver como se impone ante rivales de mucha mayor altura es sencillamente genial. ¿Algún defecto? Si consigue bajar la cabeza cuando remate, se hinchará a marcar goles, porque siempre se impone pero le falta puntería.
Diego Carlos tampoco se queda atrás
Si por arriba es bueno, por abajo no es ni mucho menos torpe. Supera líneas con sus pases y junto a Diego Carlos, son dos jugadores muy aprovechables a la hora de enviar balones a las espaldas de las defensas rivales, planteando un juego más directo, pudiendo ser aprovechados por atacantes como En-Nesyri o Munir
El brasileño es su compañero de ‘batallas’ y tampoco lo hace nada mal, al revés. En el aspecto táctico, si los rivales atacan con dos puntas siempre hace que los centrales sean más vulnerables, pues son tan buenos en la anticipación que hacen borrar del mapa la influencia de muchos delanteros que se enfrentan a ellos.
Salvando goles: menuda hemeroteca
Cuando todo estaba en contra, aparecía él. Se presentaba en la línea de gol para evitar los tantos de numerosos rivales casi de forma sorpresiva. Tanto en esta temporada como en la actual, los ejemplos son variados, bien lo saben en: Madrid, Valencia, Barcelona, Milán, Krasnodar, Getafe, Villa-rreal o Múnich. ¿Otra vez? Sí, otra vez colocándose magistralmente bien y leyendo las jugadas como pocos.


El defensa moderno
Bordalás no quería dejar espacios por dentro y acumuló jugadores, haciendo al Sevilla muy previsible con un Rakitic lento en la base de la jugada. Ese atasco, obligaba a utilizar las bandas para dar amplitud. Aleix Vidal no estaba siendo profundo y Koundé, a partir de la segunda mitad, adopto un rol de carrilero, donde se dejaba ver hasta el área rival, siendo la única sorpresa que se encontraba el Getafe en campo propio.
Al fin y al cabo eso demuestra que es un jugador avanzado porque tiene la capacidad de adaptarse a la banda, ensanchando el equipo y doblando al extremo constantemente si así es necesario.
22 años y juega como uno de 35. Sereno, sensato y sin querer acortar plazos en su progresión. Si mejora ese exceso de confianza que a veces muestra, mantiene su nivel de concentración y consigue mejorar la puntería en sus testarazos será, como mínimo, un central de época.