Hoy nos toca hablar de la Vengo a Verte’. Esta peña sevillista, fundado en 2010, ha cumplido su décimo aniversario en una situación complicada para el peñismo en general. Juan García, su presidente, nos atendió para hablar sobre su origen, alguna que otra anécdota y sobre el funcionamiento de una de las peñas que más ha crecido en los últimos años gracias a sus innumerables desplazamientos a pesar de no tener una sede física.
¿Qué le dice el 14 de marzo de 2010?
Para nosotros es un antes y después de la concepción que tenemos del sevillismo. Es la fecha clave en la que Vengo a Verte inicia oficialmente su andadura. Es cierto que antes del 14 de marzo se habían hecho algunos viajecitos, pero a muy pequeña escala. A raíz de la semifinal ante el Getafe, donde por poco nos da un infarto a los presentes, decidimos, entre unos pocos que nos reunimos en el parking del Coliseum, fundar una peña para estar en contacto y para no tener que depender de otras peñas o grupos para viajar. Ese es el punto de partido de Vengo a Verte. Se unen una serie de personas que no se conocen, se adhieren amigos de amigos… Para nosotros ese partido es la referencia para fundar la peña.
Cuénteme como se dieron esos primeros pasos. ¿Cómo surge la peña? ¿Qué ideas tenían en cuanto a ella?
El inicio de la peña es ir a ver al Sevilla allá donde juegue. Ese sigue siendo nuestro eslogan. Antes costaba encontrar alguna peña que organizase algún desplazamiento. Antes que nosotros no existía ninguna peña joven dentro del sevillismo. Yo recuerdo ir al estadio del Málaga con un autobús que organizaba la Peña Al Relente y poco más. Dijimos de montar la Vengo a Verte entre los que nos conocemos con esa idea, la de ir al máximo número de partidos. Al año siguiente fuimos al estadio del Levante, del Hércules… Empezamos a hacer lo que nos gustaba, que era viajar. Ese es el principal motivo por el que nace la peña: gente en contacto para hacer viajes. Es la manera que nosotros entendemos de llevar la peña.
10 años desde el nacimiento de la peña han dado para muchas vivencias, ¿no?
Para escribir un libro y probablemente fuera un betseller. Desde dormir en aeropuertos, los famosos cuartos de final contra el Oporto, gente que perdió vuelos para la final de Turín por huelga de controladores aéreos… Como esas hay muchas. De llegar a Aribnbs y que no nos dieran las llaves… Anécdotas hay varias y esperemos que sigan creciendo. En la situación en la que estamos te das cuenta de que estos recuerdos son los que te vas a llevar. He conocido países, gente de otros equipos… Es bastante bonito.
Para ser una peña relativamente joven, son una de las más seguidas y con mayor impacto en la afición. ¿A qué cree que se debe esto?
La clave de Vengo a Verte ha sido que fuimos la primera peña joven que dio el paso de organizar viajes. Llegó un momento que había un partido fuera de casa y nuestra bandera estaba presente. Eso nos ha hecho que mucha gente joven se fuera adhiriendo a nosotros y en el momento que prueban con nosotros se enganchan. Tenemos un ambiente sano, la gente se lo pasa muy bien, nunca hemos tenido problemas con los autobuses… Eso ha hecho que desde las redes sociales nos sigan porque hemos incorporado contenido a nuestras redes sociales. El gran ‘boom’ que pegamos fue en 2014 con el viaje a Estoril. Ese viaje fue brutal y organizamos tres autobuses con entradas incluidas. Hay muy pocas peñas que fueron capaces de hacer eso. Pasamos de unos 70 socios a 130.
Una de las cosas que más sorprende de vuestra peña era que cuando se podía acompañar al equipo siempre se podía ver una bandera de la Vengo a Verte en la grada visitante. Eso es devoción, ¿eh?
Se han unido muchos factores favorables. Dentro de nuestros socios, hay un pequeño grupo, en el que me incluyo, que somos los más locos. Hacíamos unos trece o catorce viajes al año. A eso se une que muchos socios nuestros son de Madrid y desde allí es más fácil hacer un desplazamiento que desde Sevilla. Llegó un momento en el que estuvimos en todos los desplazamientos. Cuando tienes una peña con más de cien personas es mucho más fácil.
¿Es para vosotros un hándicap el no tener sede física?
No lo considero así. De la forma en la que vemos la peña, a día de hoy, no tiene cabida un local. Tenemos una cuota baja, de 30 euros el año, y el tema de una sede es algo que me encantaría, pero una peña joven se mete en una inversión como esta y te pilla una pandemia… Si tendremos una sede física el día de mañana.. Yo espero que sí. La forma que tenemos de llevar la peña es bastante positiva. Desde el año pasado hacíamos una actividad al mes para suplir esa carencia de no tener una sede. Hicimos muchas actividades para que los socios sientan que tienen una peña dinámica. Somos una peña más enfocada al público joven. Organizamos torneos deportivos, actividades enfocadas a la historia del Sevilla, almuerzos, desayunos… Eso le gusta a la gente joven. Llevamos unos años por encima de los 150 socios y es señal de que estamos haciendo bien las cosas.
Para una peña tan activa como la vuestra esta situación os estará afectando en vuestra actividad. ¿Cómo estáis gestionando esta situación?
Gestionar la peña en estos momentos es complicado. Durante la pandemia, cuando se levantaron las restricciones, hicimos una serie de eventos para reunirnos y ver el Sevilla. Uno fue el Sevilla – Valladolid, que reservamos un salón para que nos pudiéramos ver de nuevo. Ese evento lo llamamos ‘Volver a Vernos’ porque nos echábamos de menos, no pudimos celebrar nuestro décimo aniversario y era un juego de palabras que encajaba bien con nuestro nombre. Para rematar la temporada hicimos otro para el Sevilla – Valencia. Ahora mismo todo está parado. Más allá de la venta de material, no hemos podido interactuar. Nos siguen llegando correos de socio mostrándonos su apoyo y eso es lo que nos hace seguir adelante. Es una peña que, en el momento en el que nos dejen, se va a reactivar bastante rápida.
Por suerte hemos podido ver un partido esta temporada con público, en este caso la final de la Supercopa. ¿Cómo vivisteis desde la peña esta posibilidad de acompañar al equipo?
Ni se dudó. En el momento que nos dijeron que se podía ir a Budapest empezaron a llegarnos mensajes y correos preguntándonos si íbamos a gestionar el viaje y las entradas. Como era una situación complicada no pudimos hacer nada. Las entradas fueron a través de UEFA y con el viaje logramos facilitarle a los socios con el vuelo chárter que logró sacar la Federación de Peñas. Empezamos a movilizarnos para hacernos el PCR y el alojamiento en Budapest. Yo tuve la suerte de ir a Budapest e iba un poco ‘con las orejas tiesas’ con las noticias que nos llegaban, pero allí fue todo lo contrario. Echamos unos días de sevillismo y peñismo maravilloso a pesar de la paliza que nos dimos volviendo a Viena sin dormir.