El de Guilherme Arana es uno de los fichajes más extraños de los últimos años. El brasileño llegó en enero de 2018 al Sevilla tras una dura negociación entre el club nervionense y Corinthians en la que los de Sao Paulo buscaron sacar el máximo beneficio por una de las perlas del fútbol carioca. Con el sí del jugador a Óscar Arias -por aquel entonces era el director deportivo sevillista-, la negociación llegó a buen puerto tras seis meses de conversaciones entre clubes por un valor de 11 millones de euros.
Los buenos comentarios de los analistas que siguen el Brasileirao y su rendimiento en su país, donde fue elegido el mejor lateral izquierdo de aquella temporada, alzaban las expectativas que se tenían en Arana a su llegada. Un futbolista joven, pretendido por muchos clubes europeos y en claro crecimiento llegaba a Sevilla con la intención de ser ese futbolista que lograra sustituir a un Escudero que iba a menos en cada temporada que pasaba.
El debut de Arana tuvo que esperar tres meses para producirse. Su llegada en enero con la temporada recién terminada en Brasil obligaba al brasileño a hacer una pequeña pretemporada para ponerse al mismo ritmo que sus compañeros. El 28 de febrero de 2018 iba disputar sus primeros minutos con la camiseta del Sevilla en un encuentro de liga ante el Málaga en el que se ganó los elogios de un Vincenzo Montella que, aunque definió su partido como “excelente”, sólo le dio minutos en dos encuentros más hasta final de temporada.
La llegada de Machín al banquillo del Sevilla iba a cambiar un poco la situación de Arana. Titular en tres de los seis encuentros que disputaron los sevillistas en las rondas previas de la Europa League, el brasileño iba a tener también su momento en el campeonato liguero tras una lesión de Escudero, llegando a acumular seis titularidades en las primeras once jornadas y cuajando buenas actuaciones. Con la vuelta del vallisoletano, Arana pasó al ostracismo más absoluto y se convirtió en el principal descarte de las convocatorias para el técnico soriano y para Caparrós meses más tarde cuando sustituyó a Machín, lo que sería el fin de su etapa como sevillista tras una sesión de pocos meses al Atalanta y su posterior venta en enero de este año al Atlético Mineiro.
¿Qué pasó con Arana?
Con esta clase de futbolistas hay que tener especial cuidado. El factor psicológico es clave en esta serie de futbolista que abandonan sus países y dan el salto a Europa. Arana no mostró ni un ápice de lo que prometía cuando salió de Brasil ni en Sevilla ni en los meses que estuvo en Bérgamo. No logró adaptarse a un fútbol más táctico a pesar de que sus cualidades no son la del típico lateral brasileño habilidoso y veloz, sino precisamente lo contrario: sus principales rasgos son los defensivos y su buena lectura de los espacios.
Su regreso al Brasil le ha venido de perlas para reencontrarse. En el Atlético Mineiro ha sido titular en prácticamente todos los partidos de esta temporada y su nivel le ha permitido ser convocado con la Selección Brasileña por primera vez en su carrera. Aunque ha sido habitual en todas las categorías inferiores de la ‘canarinha’, Tite le ha dado la oportunidad en esta convocatoria en la que se encontrará con el sevillista Diego Carlos, que también debuta en una lista de la pentacampeona del mundo.
No vamos a descubrir ahora que el proceso de adaptación es clave para cualquier futbolista que llega nuevo a un club de otro país distinto pero, ¿qué hubiera sido de Arana si hubiera logrado adaptarse en su etapa en el Sevilla? ¿Hubiera sido el actual lateral zurdo del Sevilla?